Capítulo III: «La persona adecuada para el trabajo»





Capítulo: 3

«La persona adecuada para el trabajo»



Harry estaba en el jardín de la madriguera. El calor de la tarde se hacia sentir y el estanque se ofrecía como único refugio. Flotaba tranquilo, perdido en sus pensamientos. Hacía ya dos días que Malfoy había escapado y el muchacho intentaba figurarse que era lo que había ocurrido esa mañana. En un momento se hallaba despierto y al siguiente todo fue oscuridad. ¿Cómo podría haber hecho Malfoy para dejarlo inconsciente? No había usado una varita.
«Como si realmente la necesitara» Pensó con ironía.
Sentía que había perdido la mejor oportunidad de hallar la forma de vencer a Voldemort. ¡¿Cómo podía haberse confiado tanto?! ¡Malfoy detuvo la mayor maldición imperdonable! Hacer que él cayera desmayado habría sido solo un juego de niños.
Un sonoro chapoteo cerca de él lo volvió a la realidad. Al girarse vio a una hermosa pelirroja emerger del agua. Era la primera vez que podía admirarla con tan poca ropa, solo un bikini de color rojo anaranjado que hacia juego con su cabello; y le agradeció al calor sofocante del sol por darle esa oportunidad. Entonces realmente tuvo la sensación de que no todo estaba tan mal en su vida. Aún la tenía a ella.

¿Cómo pudo llegar a pasar por su mente la idea de alejarse de Ginny? Para protegerla, se había dicho… ¡Idiota! Alejarse de ella era perder el único refugio que tenía en la tormenta que era su vida. Era perder su única oportunidad de ser feliz.
Recordó la primera vez que la vio en esa mañana en que tomó por primera vez el tren a Hogwarts. La única razón por la que no le había prestado demasiada atención era porque se hallaba desesperado por encontrar una plataforma que parecía no existir. Sabía que de haberse tomado el tiempo de contemplarla tan sólo un poco más, se habría enamorado tan perdidamente como lo estaba ahora.
Luego recordó la primera vez que visitó la madriguera, ese lugar que sin dudarlo habría llamado hogar. La chica había bajado a desayunar, pero al verlo dio un grito y salió corriendo. Jamás se esperó encontrarlo sentado en la cocina de su casa, desayunando como si fuese uno más de la familia. Harry se dio cuenta que indefectiblemente, en aquel momento, ella ya sentía algo por él y se reprochó el no haber corrido tras ella, el haber dejado pasar tantos años en los que podrían haber sido muy felices juntos. De ese modo ella nunca se habría refugiado en el diario de Riddley…

Juro que por un instante creí que eras una sirena. –Le dijo Harry dulcemente.
Eh… ¿Qué tratas de decirme? ¿Que soy tan fea como las sirenas del lago de Hogwarts? –Inquirió Ginny haciéndose la ofendida.
El muchacho largó una carcajada. No podía estar más lejos de la verdad.
Créeme que no me refería justamente a ese tipo de sirena, sino a la de los cuentos Muggles. –Le respondió con una sonrisa.
Menos mal. ¡Porque las del lago sí que son realmente feas! –Bromeó ella.
Y tú eres hermosa. –Dijo él con amor.
Seguro que eso es lo que les dices a todas. –Le replicó Ginny sonriendo.
No, solo a ti. –Aseguró Harry.
Exactamente lo que ella quería oír. Ginny se acercó y lo besó durante un minuto casi eterno.
Y dime: ¿En que pensabas? –Le preguntó una vez que se separaron.
El escape de Malfoy volvió a ocupar la mente de Harry.
¿En que crees? –Le respondió con ironía.
Ah… siento mucho que haya escapado.
Yo también… es que aún no entiendo como pudo dejarme sin conocimiento, así como si nada. –La frustración se hacía notar en su voz.
Ella guardó silencio.
Y tal vez nunca lo sepa… –Dijo Harry en un suspiro, entonces cambió de tema.
En fin… dime: ¿Tienes noticias de Fred y George? –Le preguntó.
Hablaron con mamá y le dijeron que cerrarían la tienda temprano, así que con suerte estarán aquí en una hora o dos. –Le respondió ella.
La noticia lo alegró, hacía tiempo que quería ver a los gemelos. Era imposible entristecerse en su compañía.
Será bueno volver a verlos. ¿Y de Bill y Charly sabes algo? –Volver a verlos a todos juntos sería incluso mejor.
Bill y Fleur aplazaron su boda, no sabemos bien hasta cuando, pero están viviendo juntos, tienen un departamento en el callejón Diagon a dos cuadras de Gringots. –No era justamente la noticia que él esperaba.
¿No saben por qué la aplazaron? –Le preguntó Harry intrigado.
La verdad es que no, Bill no nos dio ninguna explicación, supongo que quizás solo querían probar la convivencia antes de casarse. –Respondió Ginny sin darle demasiada importancia.
Puede ser… –Asintió dubitativo.
A Bill le gustaba ir en contra de la corriente, así que si quería convivir con su novia, sin estar casado, lo haría sin dudarlo, sin importarle los reparos que pusiera su madre. Entonces… ¿Por que no admitirlo?
En cuanto a Charly, sigue en Rumania. Parece que surgió algún imprevisto y no podrá tomarse vacaciones para visitar la madriguera. –Concluyó ella.
Es una lástima… quería que me contara que era de la vida del pequeño Norberto. –Bromeó él.
Sí, claro… y de paso podría contarte también como anda cierto colacuerno húngaro. –Agregó Ginny en medio de una risotada.
No me lo recuerdes, que aún tengo pesadillas. –Le replicó él, seriamente.
Oh ¿El grande y valiente Harry Potter tiene pesadillas por un dragoncito? –Le preguntó sarcásticamente.
Sí… pero solo las pocas noches en las que no sueño contigo… –Le contestó Harry mirándola a los ojos.
Ginny no lo dudó y volvió a besarlo.
Bueno... ¿Que piensas hacer con respecto a Malfoy? –Le preguntó después.
Supongo que nada… –La respuesta de Harry la descolocó.
¿Nada? –Indagó ella.
Exacto, nada. –Dijo simplemente él.
Pero… –Ginny iba a apuntar algo pero el muchacho la interrumpió.
No voy a ponerlo en evidencia frente a Voldemort. –Expresó él, tajante.
No entiendo. –La cara de perplejidad que puso, hizo sonreír a Harry.
Ginny, antes de que Malfoy escapara, me dijo algo que me dejó pensando. Insinuó que Voldemort no le había dado ese poder, y tiene sentido, pues de haber sido así habría perdido la única arma por la que realmente le temen. –Le explicó él.
La joven se perdió unos segundos en sus pensamientos y luego habló.
O sea que como la mayoría de sus seguidores están junto a él solo por miedo, jamás les dejaría saber que existe una forma de detener una maldición imperdonable. –Hilvanó ella.
Aparte de que al enseñársela a Malfoy, estaría elevándolo a su nivel, creándose un nuevo rival. –Agregó él.
Pero si Malfoy aprendió ese hechizo de otra fuente… –Ginny no terminó la frase.
Significa que Voldemort no sabe que puede hacerlo. Es más, existe la chance de que desconozca la existencia de esa clase de hechizo. –Dijo Harry esperanzado.
Entonces volvemos al principio. –Sentenció ella.
Para nada. Ahora sé que existe una forma de detener el Avada Kedavra, forma que Voldemort casi seguro desconoce. Eso me pone en ventaja. Solo tengo que hallar la fuente de donde Malfoy la aprendió. –Le aclaró Harry.
¿Y cual crees que puede ser?
No tengo ni la menor idea… supongo que tendré que empezar registrando la biblioteca de Hogwarts, es la más completa en materia de hechizos. –Meditó él.
Harry ¡Hablamos de magia sin varita! No de inflar a una tía, sino de detener la peor maldición imperdonable. –Le replicó Ginny.
¿Qué has dicho? –El muchacho se quedó pensando.
Dije que Malfoy no usó una varita así que dudo que lo encuentres en algún libro. –Le aclaró ella.
Inflar a una tía…
Harry sonrió. Un recuerdo volvió a su memoria y la solución se le apareció frente a sus ojos.
Sí, bueno… lo dije por la vez… ¿En que piensas? –Inquirió ella al verlo perdido en sus pensamientos.
En que eres brillante. –Ginny se lo quedó mirando sin entender –Ya se qué y donde buscar.
¿Y que esperas para contármelo? –Objetó ella.
Ahora no, luego, cuando lleguen los gemelos, necesitaré la ayuda de ellos también. –Le respondió Harry tiernamente.
¿Por qué no me adelantas un poco? –Insistió Ginny.
Porque, ahora, quiero que disfrutemos de lo que queda de la tarde, creo que aún no terminamos de saldar el tiempo que estuvimos separados. –Le explicó Harry mientras la abrazaba.
Ah... ¿No? –Preguntó ella, divertida.
No, nos olvidamos de los… «intereses». –Le contestó él, antes de volver a besarla.

La presencia de Fred y George durante la cena hizo que Harry se olvidara de todos los problemas que, en los últimos días, habían saturado su mente. Fuera de la vista de su madre, los gemelos le entregaron una bolsa llena de chascos.
Úsalos con sabiduría. –Le dijeron a dúo y con voz solemne.
Durante la sobremesa, Ginny, volvió a interrogarlo.
Bueno... ¿Ahora vas a contarme lo que tienes planeado o tengo que usar Legeremancia?
Todos los presentes dirigieron su atención hacia Harry.
Antes deberíamos poner al corriente a Fred y a George sobre lo ocurrido. –Respondió Harry
No te preocupes. –Dijo Fred.
Estamos al tanto. –Siguió George.
Ve al grano. –Terminaron los gemelos a dúo.
Harry los puso al tanto de la conversación que había tenido con Ginny y las conclusiones a las que había llegado.
Bien Harry, lo que dices tiene cierta lógica, aunque aún tengo mis dudas. –Dijo el Señor Weasley.
Deberíamos dar parte al ministerio de todo lo ocurrido. –Exclamó Molly.
¡Pero mujer! –La interrumpió Fred– ¿Que no te das cuenta que el ministerio está repleto de espías del señor oscuro? Toda la información llegaría a sus oídos.
Señora Weasley, sepa que valoro mucho su opinión, usted ha sido como una madre para mí –las palabras de Harry enternecieron a Molly– pero Fred tiene razón. Si Voldemort no sabe de lo que Malfoy es capaz, entonces es mejor dejar que todo siga así.
Entonces, Harry ¿Cual es tu plan? –Preguntó el señor Weasley.
Bien, creo que todos recuerdan la vez que inflé a mi tía. ¿Verdad? –Comenzó Harry.
Cómo olvidarlo… –La voz de Fred tenía un dejo de añoranza.
De haberlo sabido de antemano, habríamos alquilado balcones solo por verlo. –Aclaró George con una sonrisa.
Entonces saben que esa vez no use una varita… –Prosiguió él.
Si, Harry ¿Pero realmente era tu intención inflarla? –Intervino Hermione.
No, la verdad es quería que le sucediera algo mucho peor, pero no me quejo de los resultados. –Respondió con absoluta sinceridad.
Bromas aparte. ¿Te das cuenta de que sin una varita es imposible canalizar la magia de forma correcta para realizar el hechizo que te propones? –El muchacho sabía muy bien a que apuntaba su amiga.
Lo siento, Hermione, pero ahí disentimos. Puede que sea difícil, pero no es imposible, Malfoy me lo demostró. –Le explicó Harry.
Si, pero… –La chica no finalizó la frase.
Hermione no lo interrumpas. –La cortó Fred– Sigue, Harry.
Lo importante es que se puede hacer, por lo cual deben de haber habido magos que hayan intentado dominar la técnica y, seguramente, alguno de ellos lo habrá logrado. –Continuó el muchacho.
¿Esperas hallar un maestro? –Preguntó Ginny lentamente.
Básicamente, sí. –Respondió él.
¿Como? –Indagó Hermione.
Bueno, ahí entran todos ustedes. Necesito que hagan una pequeño trabajito para mí. –Dijo Harry con una sonrisa.
¿De que tipo? –Preguntó Ron preocupado.
A su modo de ver, bastante ya tenía con los quehaceres que le ordenaba realizar su madre.
De que esperabas, Ron ¡Investigación!– Dijeron los gemelos a dúo como si eso fuera obvio.
Arthur, si en vez de haber inflado a mi tía hubiese hecho que el televisor empezara a bailar ¿A quien habrían mandado a solucionar el problema? –Preguntó Harry.
Pues a mí. Ese es mi departamento, uso incorrecto de objetos muggles. –Respondió él.
¡Exacto! Y me imagino que tiene acceso a todos lo informes de casos que el departamento ha atendido. –Siguió el muchacho.
Creo que sé adonde quieres llegar… –Afirmó pensativamente, el señor Weasley.
Necesito que revise el archivo de su departamento buscando casos en los que se halla hecho magia sin varita, para así rastrear posibles magos que puedan dominar esa técnica. –Le solicitó Harry.
Harry, dudo que tenga mucho éxito buscando en los archivos de mi departamento. –Le advirtió el señor Weasley.
Lo se, pero no pienso dejar cabos sueltos. Dile a Kingsley que registre el archivo de los aurores, tengo fe de que seguro hallará algún caso relevante. –Le indicó el muchacho.
Bien, Harry, pero te aviso que eso nos llevará su tiempo. –El archivo de los aurores era veinte veces más grande que el de su departamento y si se tomaba en cuenta de que su archivo ya era bastante extenso...
Tómense todo el necesario. –Harry sabía que no iba a ser cosa fácil.
Entonces se volvió hacia su amiga del alma.
Hermione, necesito que vayas a Hogwarts y registres su biblioteca, dudo mucho que encuentres un libro que explique como hacer magia sin varita, así que solo concéntrate en la sección de historia. –Él dejaba esa parte de la investigación en buenas manos, pues en esa biblioteca, Hermione se sentiría dentro de su elemento.
Entiendo, buscaré cualquier referencia de magos que hallan dominado esa técnica. –Asintió ella.
Perfecto. Tú, Ron, acompáñala. Necesitará mucha ayuda, de estar disponibles, pídanles a McGonagall y a Hagrid que les den una mano. No comenten esto con nadie que no sea de la Orden del Fénix. –No era conveniente que la información se filtrara de ningún modo.
¿Toda la sección de historia? –Preguntó Ron angustiado.
Sí, Ron. ¡Toda! Ya dije que no quiero dejar cabos sueltos. –Enfatizó Harry.
¿Y que hay de nosotros? –Preguntaron los gemelos a coro.
Ustedes me ayudarán a aprender de la forma difícil, así ganaremos algo de tiempo. –Esta era la parte menos agradable del plan… al menos para Harry.
¿Quieres que te lancemos hechizos para que los detengas sin varita? –Preguntó Fred alzando una ceja.
Bueno… al menos intentaré detenerlos. –Dijo Harry inseguro.
Supongo que podemos turnarnos para atender el negocio, así siempre habrá uno de los dos para darte una pequeña paliza.Sugirió George con una sonrisa.
¿Y yo? –Preguntó Ginny.
Tú te quedas en la madriguera, no quiero que te pongas en peligro. –Sentenció el muchacho.
«Si supieras», pensó Ron.
No es justo, todos tienen algo que hacer menos yo. Y ni siquiera puedo hechizarte porque soy menor de edad. No es justo. –Se quejó Ginny.
¿No te alcanza con haber hechizado mi corazón? –Pregunto él en un vano intento por aplacarla.
No creas que haciéndote el romántico vas a salvarte. Si no me vas a tener en cuenta, entonces no tendríamos que seguir juntos. –Le espetó ella.
¡Sabes bien que si tengo que renunciar a ti por mantenerte a salvo, lo haré! –Dijo Harry tajante y luego agregó– Además... te necesito a mi lado para evitar que tus hermanos no se… «entusiasmen demasiado» al lanzarme hechizos.
No te preocupes, Ginny, no le haremos nada “permanente” –Acotó Fred.
Más les vale, porque si no haré que se arrepientan. –Les advirtió ella.
A los gemelos no les cabía duda de que lo más livianito que su hermana les haría sería el hechizo moco-murciélago.
Bien, ya todos saben lo que tienen que hacer. Así que mañana empezaremos –Dijo Harry mientras se levantaba de su silla– Ahora, si me disculpan me iré a dormir. Algo me dice que para mañana será mejor que esté bien descansado. –Agregó mientras miraba suspicazmente a los gemelos.
Será mejor que vallamos a preparar los baúles, Ron. –Le indicó Hermione.
¿Baúles? Olvídalo, solo llevaremos un bolso con un poco de ropa, recuerda que volveremos en un par de días, pues es el cumpleaños de Harry. –Le aclaró Ron.
Supongo que tienes razón. –Asintió ella.
Ve primero, yo te alcanzo en un par de minutos.
Los gemelos decidieron pasar la noche en la madriguera así que se retiraron a su antiguo cuarto. La señora Weasley ordenó la cocina con un movimiento de varita y subió las escaleras junto con su esposo. Ginny aún estaba sentada a la mesa perdida en sus pensamientos.
Ron esperó hasta asegurarse de que nadie los oía. Se había pasado los últimos dos días dándole vueltas al asunto, pensando en una forma con la cual enfrentar a su hermana. El carácter de Ginny era mucho más inestable que el de Hermione, lo que hacía su reacción más impredecible.
Ginny, necesito que hablemos un momento. –Le pidió Ron haciendo que saliera de su ensimismamiento.
Si se trata de Hermione, olvídalo. No les voy a hacer de celestina, ya eres bastante grande como para apañártelas tú solo. –Le aclaró con una sonrisa.
No se trata de Hermione. –Negó su hermano.
¿Entonces? –Preguntó ella.
Ron habló despacio, intentando causar el menor impacto posible.
Se trata de... Malfoy...
¿Que con él? –Ginny no entendía a donde quería llegar.
Bueno... es que... escuché la conversación que tuvieron. –Le soltó su hermano lentamente.
Ginny se quedó helada, todo el plan se había ido al demonio; y no era que no se lo esperara, habría sido solo cuestión de tiempo el que cometiera un error estúpido que pusiera en evidencia lo que estaba haciendo. Pero faltaba poco para que todo terminara y si había un peor momento, era justamente este.
Mira Ginny, no voy a hacerte una escena, ni a echarte la culpa de nada. Solo quiero saber que hay entre ustedes dos. –Le dijo con voz calma.
Lo típico de Ron habría sido ponerse a gritar como un animal, pero el asunto era demasiado serio. No iba a permitir que su familia se desintegrase, intentaría tomar el tema con la mayor calma posible.
Ella se tomó un momento para tranquilizarse.
Es algo... complicado, Ron. Dudo que entiendas. –Contestó ella lentamente.
Puedo entender el hecho de que estés enamorada... incluso de él. –Ginny bajo la cabeza y exhaló un suspiro.
Toda la conversación que tubo con Draco esa mañana volvió a su mente.
Se por experiencia propia que nadie elige a la persona de la cual se enamora, pero... de lo que no me puedo hacer la idea, es de que no te des cuenta que Malfoy solo intenta utilizarte. –Terminó Ron.
¿Por qué todos se empeñan en tratarme como a una niña pequeña que no puede defenderse por si misma? –Le recriminó ella.
Ginny, yo no te trato así. –Ron mantenía la voz baja de forma que nadie pudiera escucharlos.
Sí, lo haces ¿Por qué, si no, estamos teniendo esta conversación?
¿Realmente piensas que Malfoy puede querer a alguien más que no sea él mismo?
Siempre había creído que Ginny era la que tenía el mayor sentido común de todos sus hermanos.
No lo pienso, realmente lo sé. –Contestó ella con la mayor seguridad del mundo.
¡Por Merlín, Ginny! ¡¿Como puedes ser tan ciega?! –Preguntó él, exasperado.
El ciego eres tú, Ron. Tú eres el que no ve más allá de sus narices. Draco me ama, eso es un hecho. Ahora, de lo que tendrías que darte cuenta sin ayuda es de que yo no estoy enamorada de él. –Ron se quedó mudo, eso sí que no se lo esperaba.
Pero... yo te escuche... –Balbuceó él.
Abre los ojos Ron, Malfoy no me esta usando... Soy yo, la que lo está usando a él.

No hay comentarios:

Publicar un comentario